Se aproxima el final de las tan ansiadas vacaciones, se acaba el deseado mes de agosto, pero aún mantenemos en nuestras retinas esas imágenes maravillosas de los desayunos frente al estanque de aguas cristalinas; de la satisfacción de una buena lectura, con pausa, con tranquilidad, saboreando cada palabra escrita, llenando nuestra imaginación; de la observación de las idas y venidas de las aves a beber y refrescarse en la alberca; de cómo hemos disfrutado de la calma de estos días con las tan justificadas siestas en las horas de máxima canícula; del baño, bien merecido después de un día tan ajetreado, al atardecer, cuando el sol empieza su declive en el horizonte; sin olvidarnos de las amenas conversaciones con los amigos y la familia delante de los selectos alimentos recogidos en el huerto, que han sazonado de fraternidad las noches. Así han transcurrido estas jornadas inolvidables de agosto.
Imagen; fondo personal