Tumultuosas procesiones que ahondan en las creencias más profundas, aquéllas que suben y bajan la cuesta de la fe, cargadas de malentendida moralidad.
Arrebatos de lágrimas infructuosas; sollozos envueltos en delicados encajes que arropan esbeltos cuerpos creyentes; devoción que subyuga a los profanos, que ven almas hechas jirones bajo pesadas cruces; sentimientos contrapuestos que se arremolina en el insondable dolor del silencio.