Alada
frente al vendaval, sin rostro ni brazos, aguanta aferrándose al suelo, mojada
por la tempestad, unida a lo terrenal y a lo divino, advirtiendo de la victoria
del hombre sobre el hombre para consagración de los dioses. Anuncia con su
imponente y espectacular imagen de la fuerza y la proeza, así como de la
tenacidad y la perseverancia que el ser humano ha adquirido a través de
generaciones, y consigue que su poderosa presencia siga sorprendiendo, sin
duda, al futuro.
Fuente personal
Hola Antonia. Singular escultura, también llena de historia. Es espectacular.
ResponEliminaUn abrazo.
Lo cierto es que es de una gran belleza y su ubicación no deja indiferente a los visitantes del Louvre. Un abrazo
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