Describíamos en nuestro vehículo el zig-zag de una serpenteante carretera que bordeaba la costa cuando sin previo aviso, y después de una de esas medias elipses trazadas en un terreno escabroso, una imagen me capturó. Aparecieron ante mis ojos, como sacadas de un cuento fantástico, las grúas del puerto como gigantescos insectos, extraños, sorprendentes, poderosos, que arremetían contra los barcos amarrados, capturando con sus pinzas contenedores de todo tipo y color, cajas que encierran todos los pecados de la raza humana.
Grúas rojas de Bilbao. Autor: Luis Badosa
Grúas rojas de Bilbao. Autor: Luis Badosa
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