La lucha por la vida, parece siempre inevitable, hay que pelear cada una de
las batallas porque la guerra está, evidentemente, perdida. Uno tras otro vamos
superando los obstáculos que se nos plantean, intentando “progresar
adecuadamente”, pero el destino nos la tiene jurada, y nuestra conflagración
acaba, irrefutablemente, en el derrumbe final, con la inexorable victoria de la
muerte sobre todos nosotros.
Imagen: Muerte y vida, Gustav Klimt (1916)
Hola Antonia,
ResponEliminaCuando nos ocurre tan de cerca, pensamos, !qué injusto! ¿Por qué nos ha tocado a nosotros? No hay respuesta. Sólo nos queda aferrarnos con fuerza a quien necesita de nosotros, tener entereza y seguir, aunque duela.
Así es la vida. Que nos hace fuertes a fuerza de golpes.
Un beso y abrazo fortísimos.