¡Llegó la hecatombe! ¡Una semana sin ir a trabajar y ya quemaba el teléfono! ¡La nave se hundía! Tan sólo me había ausentado siete días y un email había hecho temblar los folículos capilares de las regias cabezas de mis compañeros.
Finalmente todo pasó y, como es costumbre, la emergencia se convirtió en urgencia, ésta en imperiosa necesidad, para terminar la jornada en DEFCON 5 cuando se envió la documentación.
Hola Antonia´,
ResponEliminaEn ocasiones, confundimos lo realmente importante con lo urgente y nos preocupamos en exceso, cuando lo que debemos hacer es , ocuparnos para solucionarlo... como nos cuenta un dicho popular " Después de la tormenta, llega la calma".
Antonia vuelve pronto. Recupérate. Eres el SOL que nos alumbra a todos. Un abrazo.
Cuánta verdad, sólo tenemos que darle otra vuelta, o dejarlo reposar unos minutos y las cosas se ven desde otra perspectiva.
ResponEliminagracias pero me has adjudicado una labor de difícil cumplimiento, porque no siempre estoy iluminada ;)
Besitos