La bella va
despertar del somni i va trobar que el príncep s’havia convertit en llop. La
nit planava sobre el seu cap, fosca, insondable. Van recaure sobre la noia
totes les tortures que la bèstia havia imaginat. I per fi, un dia quan es
trobava segura, amagada en un cau, va arribar la fera i va decidir que s’havia
cansat de la seva joguina, i entre les dents, amb una gran crueltat, li va
arrabassar la vida.
Quadre: No más lágrimas de Patricia Almeida Quintana
Hola Antonia, si transformamos el cuento a la vida real esto está ocurriendo en la vida de algunas parejas. Al principio de la relación todo es "de color de rosa", pero el hombre se confude porque se cree que ella le pertenece. LLegan los malos tratos, ella siente miedo, está anulada completamente, hasta que "el cobarde", en su afán de posesión, decide arrebatarle la vida.
ResponEliminaEs muy triste puesto que está ocurriendo con demasiada frecuencia y hemos de poner freno a este acto tan vil.
Un abrazo muy fuerte.
Lo sé, y aunque el día contra la violencia de género es el próximo domingo, 25 de noviembre, hoy al escuchar una nueva (y a la vez tan vieja) noticia sobre el tema, me ha provocado la necesidad de escribir sobre la situación que padecen miles de mujeres en nuestro país y millones en todo el mundo.
ResponEliminaTambién he escrito un texto para la revista de nuestro municipio l'Actual que saldrá este próximo viernes. Os pondré el enlace.
Un abrazo
El problema es que Walt Disney a hecho mucho daño. Nos cuenta cuentos de que un dia conoceras a tu principe azul, seras feliz y comeras perdiz. Es lo que te inculcan cuando eres pequeña y entonces te sientes engañada por la vida. Si malo es saber que no existen los principes azules, peor és que tengas un lobo a tu lado. Pues él se cree un verdadero principe, pero no te mira como princesa. Aqui nadie es nada, solo somos personas incapaces de intentar sorprender gratamente a tu pareja dia a dia.
ResponEliminaPosiblemente sea así y los príncipes azules no existan o existan pocos (como excepción) y que tengamos a nuestro alrededor más lobos con piel de cordero de lo que podíamos imaginar.
ResponEliminaUn abrazo