Los recuerdos agolpados se arremolinan en el quicio de mi memoria buscando
cualquier pretexto para poder salir, encumbrando el pasado al más alto nivel,
convirtiéndolo en un gigante adormecido que espera su oportunidad para asaltar
el presente. Son rescoldos que se avivan, recreando de nuevo aquel fuego
supremo, es Vulcano quien golpea su yunque frenéticamente haciendo saltar las
chispas que se entrelazan unas con otras, formando un compendio magnífico,
deslumbrante, cegador que hace que pierda de vista el hoy.
Cuadro: Nostalgia de Irjan Moussin
Hola Antonia, tantos momentos componen una vida. Tantos "ayer" vividos. Cuantos recuerdos insertados en el infinito de nuestra memoria.
ResponElimina¿Qué seríamos sin recuerdos? Seguro que nada.
Muchos besos.
Seguro que no seríamos nada, pero el problema llega cuando esos recuerdos se convierten en gigantes y magnifican algunas situaciones que analizadas más fríamente no son tan enormes.
ResponEliminaBesos