Luna llena, los aullidos de los
perros se oían en la lejanía. Pasaba una ambulancia y eso había alterado los
nervios de los animales. Nuevo estruendo de ruidos, un niño que llora. No,
simplemente un gato que maúlla. De nuevo sonidos distantes que se confunden con
un grito de socorro, agudizo el oído para descubrir la procedencia, tan sólo el
viento que ulula entre los árboles.
Los murmullos han cesado, parece
que todo vuelve a la normalidad. La noche con su trasiego incesante de ruidos aparentemente extraños acaba por afectarme y mucho más si se trata de la noche de difuntos.
Cuadro: El espíritu de los muertos vela de Paul Gauguin
Hola Antonia. La oscuridad de la noche hace correr la imaginación, para que cualquier sonido que escuchemos, pensemos en lo que en realidad, no es.
ResponEliminaUn beso
"La noche me confunde" como decía un conocido friki televisivo.
ResponEliminaUn beso