Su pie izquierdo chocó con un pie derecho, ¡o quizás fuera al revés!, y un pie izquierdo chocó con su derecho. O tal vez chocaran entre sí ambos derechos, o no sé, ambos izquierdos. Este hecho puntual es el de menor importancia, lo significativo radica en aquel primer contacto.
- ¡Perdón!
- ¡Disculpa!
Y sus pies se quedaron frente a frente, en un primer momento sin saber qué hacer o qué decir.
- ¡Lo lamento!, estaba algo distraído.
- ¡Por favor!, la culpa ha sido mía.
Y sin saber cómo aquellos pies tomaron el mismo destino, pasearon juntos una temporada, se conocieron hasta el más mínimo detalle (sus andares característicos, sus pequeños problemas, sus sueños más secretos...) A pesar de todo, ¡aquellos no eran los pies con los que ella había soñado!. Mientras que para él aquel contacto había sido una bendición. Pero nada se puede hacer cuando nuestros pies inician el camino. Así que ambos asumieron sus roles con total normalidad y máxime cuando él supo cómo enamorarla. Hoy en día sus pies se entremezclan, se rozan, se acarician...
¡Benditos pies! -piensa ella.
¡Maravillosos pies! -piensa él.
Imagen : http://www.cuadros-azahar.es/Laminas-arte/Lamina-pies,.php
Hola Antonia,
ResponEliminaPor un contacto casual surge "la chispa" entre ellos, y deciden caminar juntos el sendero de la vida.
Un besazo preciosa.
P.D. ¡Qué simpático ha sido tu escrito!
Eres una CRACK... la mejor...la única.
Gracias por tus halagos. No me lo digas más que puedo acabar creyendomelos.
ResponEliminaGracias y besitos