La noche extiende su negro manto sobre una parte de la tierra. La luna nos ofrece su rostro y, ante la impotencia de los hombres, nos cubre de soledad. Es tiempo de sueños, es momento de descanso, y, mientras todo duerme, mi mente aguijoneada por el insomnio permanece alerta ante la posibilidad de vivir un tiempo y un espacio permitido únicamente a los noctámbulos, ciudadanos de la oscuridad.
Hola Antonia ,preciosa. Por transtornos del sueño y unas molestas crisis de ansiedad, me convertí, durante un periodo de tiempo en noctámbula. Auque mi otro "yo", no quería estar despierta noche tras noche, el insomnio fue más fuerte y se apoderó de mí.Memos mal que ya pasó. Un fuerte abrazo.
ResponEliminaMe alegro que las cosas se vayan normalizando.
ResponEliminaUn abrazo