Aquella sonrisa franca, el descubrimiento de una mirada furtiva, esas
palabras de cortesía, los mensajes de simpatía, la inmersión en una buena lectura, un fuerte apretón de manos, un
dulce beso, una suave caricia, aquel comentario halagador, ese sabor agradable
en tus labios, mi reflejo en tus ojos, tu aliento sobre mi cuerpo, tu sexo
perforando el mío... son algunos de los pequeños placeres que jalonan nuestra
rutinaria vida.
Cuadro: Gustav Henning, Mujer leyendo
Hola Antonia, soy Pili. En los pequeños detalles siempre encontraremos los mayores placeres de la vida.
ResponElimina! Cuánto enriquecen tus textos !
Un abrazo fortísimo.
No sé si serán los mayores, pero sí que son importantísimos y que sin esos deleites la vida sería algo triste y gris.
ResponEliminaUn abrazo.
Pero cuando no se encuentran, son inexistentes, han desaparecido, llegamos a la zona triste y gris. Desgraciadamente zona triste y gris. Solo el deseo de volver a encontrar esos placeres en otro ser, te dan fuerzas y empuje para seguir adelante sin desfallecer. Que aún queda mucho por vivir.
ResponElimina¡Adelante, no desfallezcamos!
ResponElimina