Hay gente maravillosa en este mundo y yo tengo la inmensa suerte de poder contar con todos vosotros.
Que el 2012 nos depare toda suerte de venturas.
Antonia
Fuente fotografía: Ayuntamiento Laredo

La claror d’aquell dia meravellós de tardor asserenava una setmana indiscriminada de pluges. Els arbres havien perdut part de les seves fulles i les paraules havien quedat dilapidades pel seu propi pes. No hi havia res més que ens poguéssim dir. Tot s’havia acabat. Així en el sagnant ocàs d’aquella relació el sol lluïa i dedicava a tots els éssers vius, fins i tot a mi, l’acaronament necessari per continuar endavant i sortir del laberint subterrani on m’havia ficat. Finalment ho vaig entendre, no era la fi de res, sinó el començament de quelcom diferent.
Sonó el móvil, como cuatro de cada cinco llamadas que recibo un teleoperador que me ofrecía el producto. Como cada cuatro de cada cinco colgué sin esperar a escuchar la diatriba del operario de turno. Dos minutos más tarde, nueva llamada del mismo sujeto, en esta ocasión escucho su voz, observo el cansancio que se refleja en el tono, la pesadez al arrastrar las palabras y opto por preguntarle por su estado de ánimo. Sorprendido me responde amablemente que no es el tema a tratar, pero yo insisto y acabo sonsacándole la angustia vital que transmiten sus palabras. Después de media hora de conversación he conseguido “endosarle” un seguro de vida y otro para el hogar.