Era domingo y después de una dura semana de
trabajo, me merecía el descanso. Así que tumbada en el sofá, mi máxima
preocupación era cambiar de canal, con el mando a distancia, para localizar
algún programa de mi agrado. Después de repasar los 50 canales existentes, algo
muy diferente a mi infancia, cuando con la primera y la segunda o UHF teníamos
más que suficiente, decidí que nada me satisfacía. Así empezó mi vagabundear
por la casa. Aburrida y sin saber qué hacer, decidí hacerme unas tostadas, para
seguir, después de 10 minutos, con unas patatitas fritas, un trozo de
salchichón, una pieza de fruta, un bombón… y porque decidí enfrascarme en la lectura de un
buen libro, porque sino todavía estaría buscando algo que llevarme a la boca.
Menos mal que ocupé mi cerebro en otros quehaceres que no me permitían más que
alimentar mi intelecto.
Los intelectuales musicales de los 80's afirmaron que la televisión también es nutitiva.
ResponEliminaSí pero parece que no me engorda de la misma manera, aunque pensándolo bien si no hago ejercicio y me paso mucho rato delante de la televisión??
ResponEliminaPor otra lado tampoco vayamos a desmerecer todo lo que nos aporta la televisión.
Res com un bon llibre per alimentar-se bé sense greix, oi?
ResponEliminaDependiendo del libro, SÍ te puede llenar de grasa e inundar todo tu ser.
EliminaMontse m'ha fet molta il·lusió veure que segueixes les meves evolucions. Moltes gràcies i una forta abraçada
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