Entre el laberinto impreciso de las callejuelas que pueblan mi subconsciente aparece una imagen, aquélla que a pesar del tiempo admira al espectador con su potente belleza. Recuerdo aquel resorte poderoso entre los meandros de la libido, aquel aroma de liturgia, aquellas manos aladas que recorrían un cuerpo lleno de deseo en el juego satisfactorio del amor. Todavía puedo percibir, entre mis piernas, el estoque que perfora mi sexo. Parece que fue ayer, pero no, acaba de suceder y todavía estoy algo aturdida porque en mi lecho tan solo estaba yo.
Fuente del cuadro: Danae de Gustav Klimt
Sueños humedos,... otra vez.
ResponEliminaVolar la imaginación,... otra vez.
Despertar,... otra vez.
Sentirse solo,... otra vez.
Y,... otra vez.
(Antonia me estas matando)
¡No, por favor!, necesito que sigas ahí para poder compartir estos momentos virtuales.
ResponEliminaSaludos