Cuando llegamos, ilusionados, con el nuevo coche a casa, no se me ocurrió otra cosa que “estrenarlo”. Ella se llevó las manos a la cabeza y me hizo ver la incomodidad de mi idea. Cualquier lugar era mejor que el nuevo vehículo, a pesar de su amplitud. Han pasado algunos años y después de leer el texto que una amiga colgó en su blog, las evocaciones del pasado y mi imaginación se han lanzado a volar de forma desbocada, y en estos momentos mi fantasía sexual pasa por tirar hacia atrás los asientos del coche, acariciarla y, si el cambio de marchas y el freno nos lo permiten, retozar y devorarnos mutuamente. Lo que no sé es si estos quilitos que parece que se acumulan en los lugares más extraños y estos años de más (no demasiados) me permitirán deleitarme; pero de lo que sí estoy seguro es que estos pequeños hándicaps no me van a hacer cejar en mi empeño.
Simplemente... genial.
ResponEliminaGracias
Qué bueno. Maldita hernia discal!
ResponEliminaBueno, gracias a vosotros por leerlos.
ResponEliminaUn abrazo
Que pena. Yo quierooooo. jejeje
ResponEliminaDebo confesar que yo tambiénnnnn
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