Ahora sé a qué se dedica mi gordita cuando se
escapa de mis brazos.
Lo cierto es que de anoche no recuerdo si fue la magia del
fuego o la suya, o tal vez la de los hierbajos que estaban esparcidos por toda
la estancia, el hecho es que caí en sus redes sin ninguna oposición por mi
parte, bien al contrario.
Chicos os debo confesar que he dejado el pabellón
masculino bien alto, y a vosotras féminas informaros que ella se ha comportado
como una fiera en la cama.
Os dejo, ¡parece que alguien me reclama!
Saludos.
Imagen: Tú y yo, autora Sandra Caloguerea
Los encantamientos de la noche de San Juan, resultan asombrosamente prodigiosos.
ResponEliminaSeguramente lo son, siempre y cuando creas en ellos.
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